COMO CONOCÍ AL GRAN LUCHADOR JOSÉ TERUYA EN LUCHA OLIMPICA PERUANA.
Los adolescentes que practicábamos la Lucha éramos los “nuevos” a los veteranos no se les veía, hasta cerca del evento
En los Bolivarianos de "Maracaibo 1970" Lucha ganó una de oro y cinco de Bronce.
El gimnasio de Lucha estaba en la puerta 20 “A” de la tribuna oriente del Estadio Nacional, que antes fue un Night Club “El Olímpico”, que se quemó en un incendio, las malas lenguas dicen que fue provocado por los celos de la esposa del dictador Manuel A. Odría, ya que, con el pretexto de ir a ver los partidos de fútbol, ingresaba al Estadio por la puerta cuatro, tribuna occidente y por los sótanos que pasan debajo de las tribunas, se metía al cabaret, para estar cerca de las “cariñosas” copetineras.
Un día del año de 1970, faltando dos semanas para la salida a los VI Juegos Bolivarianos de “Maracaibo 1970” en Venezuela, entra por primera vez al nuevo local un chinito, bajo, caminando muy orondo, muy pana diríamos ahora los jóvenes. León Genuth el entrenador de Lucha Olímpica - judío argentino, sexto en los Juegos Olímpicos de “Helsinki 1952” -, al verlo se paró a saludarlo y diciéndole, mejor dicho, casi gritando de alegría:” ¡Teruyita!, ¡Teruyita! Teruyita!, ¡Teruyita!..¡Has venido, gracias a Dios, has venido! , acariciándole la cabeza, José Teruya, se movía ronroneándose como cuando un acaricias a un gato.
“¿Quién es este, para que el entrenador lo trate como si fuera la última chupada del mango?, ¿la última coca cola en el desierto?” Me dije.
El chino o el descendiente de japonés José Teruya se cambió e ingresó a la colchoneta comenzando a luchar, primero por el que se creía dueño de la categoría de 52 kilos, su categoría, Walter Ulloa, 10 segundos me parecen que fueron muchos, lo clavó de nuca, siguió el de 57 kilos, se demoró un poco más, 20 segundos, siguió el de 62 kilos que le ganó al minuto y recién con el de 68 kilos, se vio un combate parejo. El chino ese era un monstruo, era rápido, técnico y casi invencible, si quería ser el número uno en los 52 kilos, pues tenía que ver la forma de ganarle.
Ese era el “pata” que se interponía entre mis sueños de ser seleccionado Nacional y viajar; ese era mi rival, a él tenía que ganarle; pero ¿Cómo?
Es allí que me hice amigo de Juan Soto Silva, luchador de 24 años, de la generación de Teruya quien se compromete a entrenarme técnicamente para vencer al “Gran Teruya”.
Viajaron a los Juegos Deportivos Bolivarianos de “Maracaibo 1970” y las expectativas no fueron las que se esperaban. Sólo hubo una medalla de Oro, la de Orlando Ochoa de más de 100 kilos, los demás obtuvieron cinco medallas de Bronce: José Teruya, 52 kilos; José Barba Caballero 57 kilos (después fue diputado, senador y actual periodista en “Willax” “Rey con Barba”); Julio Bravo 68 kilos, Enrique Barreto 90 kilos (PIP); Hugo Rosas 100 kilos (PIP).
Como siempre, los deportistas veteranos dejaron de entrenar, hasta que se acercará el próximo e importante evento, así que la Federación volvió a ser nuestra durante el año de 1971 hasta el año de 1972, la de los nuevos, la nueva generación: Hurtado, los Velardes, Zambrano, los León, Aguirre, etc. quienes comenzamos a prepararnos para recibir a los veteranos.
Lima, 30 de mayo del 2025