Dentro de mi amplia Hoja de Vida laboral como docente, me tocó ser en el año 2006 Sub Director Administrativo encargado de la IEE “José Granda” de Condevilla Señor del distrito de San Martín de Porres.

Institución Educativa Emblemática que en esa época (año 2006) tenía en secundaria 45 secciones y en primaria 15. A un promedio de 35 alumnos por sección, ósea 2,700 alumnos como promedio, un poco más o un poco menos, con un personal de 20 personas entre colaboradores administrativos y de servicios, y unos 150 docentes entres profesores y auxiliares de Educación.

Si bien es cierto ingresé con la experiencia de haber sido “Gerente Técnico Deportivo” de la Federación Peruana de Lucha Amateur durante más de 11 años, que bajo mi desempeño, considero que fue la mejor época en performances deportivas en la Lucha Olímpica de todos los tiempos, modestia aparte; pero toda esa experiencia deportiva, aplicarla en el colegio no me servía de nada. Era otro mundo, eran otras circunstancias.

En el deporte todo es evaluable, teniendo como referencia la dictadura de los resultados, en cambio en el sector Educación, lo más importante es parecer antes que ser. Parecer bueno, parecer exitoso, parecer ganador, parecer trabajador, solo es parecer, no importa los resultados que nadie va a evaluar, ni el Estado, sólo si por casualidad te encuentras con tu ex alumno después de 20, 25, 30 o 40 años y te dice que la secundaria paso por su vida y no le dejó ninguna huella, o, los que son más raros, te saluden en la calle y te diga: “Maestro, Ud. me marcó, Ud. si me dejó un ejemplo de vida que seguí y ahora soy un hombre de bien, soy un hombre de éxito y todo eso gracias a Ud.”.

Siendo Sub Director Administrativo encargado en el año 2006, hubo un paro del personal de servicios en un día dado. En los baños del 3er pabellón, buscando los trabajadores hacerse indispensable, taponearon con papel periódico los seis retretes de varones, de tal manera que se desbordaron de heces.

No calcularon que su ocasional jefe venía de las canteras del “Deporte de Alta Competición” de haber sido entrenado desde muy niño en un deporte de combate , por lo tanto, perder no era, ni es, ni creo que sea una de mis opciones, así que me puse mis botas de jebe, un par de guantes gruesos protectores, seis galones de acido clorhídrico, (Acido Muriático) con aditamentos de limpieza y me puse manos a la obra. Usé un galón de ácido por retrete, esperé un momento y con unos baldes de agua despeje todo, creo que los dejé tan limpios como los baños del aeropuerto.

Igual manera hice que un viernes con los alumnos y los colaboradores de servicios pintáramos la fachada del plantel educativo de la Av. Universitaria con casi 200 metros de largo en un año electoral, sabiendo que los partidos políticos no iban a respetar eso, ya que el frontis, como la esquina de la Av. Universitaria con la Av. José Granda, en el ovalo de San Martín de Porres, es un lugar estratratégico para la publicidad política por la cantidad de automóviles que pasan por el lugar.

Pues cada vez que ponían una propaganda, me tomé la paciencia de que todos los días salía y yo mismo sobrepintaba la publicidad política, hasta que ellos cedieron, ya que cada una de esas pintadas de las paredes, les costaba una buena cantidad de dinero.

Uno de los dirigentes sindicalistas del colegio, que a pesar de que era mi amigo, (Que QEPD, el COVID19 se lo llevó), me hacia la campaña en contra, reconociendo que no era igual a los anteriores sub directores que habían pasado por el cargo. Reconoció en mi un liderazgo, a lo cual le contesté: “Ya viste que yo, como Sub Director Administrativo puedo hacer tu trabajo, pero tú, como buen colaborador de servicios, por más que te esfuerces no puedes hacer el mío”. 

Fue un año duro, sacando cuentas, decidí que nunca más me metería a ocupar un cargo jerárquico en un colegio, sólo sirve para ganarse enemigos y peor si tratas de ser eficiente, en el magisterio público eso es un pecado.

Lima, 10 de enero del 2024