Lo conocí cuando era un adolescente en el barrio de El Porvenir, cuando iba a visitar a su amigo el otrora gran jugador de fútbol Julio Baylón, quien vivía en el tercer piso del edificio y pasaje llamado Condor, mi residencia estaba justo en la esquina en el pasaje Vaccari, formando las calles una T. Desde el balcón de mi casa podía apreciar quien ingresaba a los dos pasajes, allí al frente donde había una bodega, se juntaban los jugadores a “refrescarse”.

A diferencia de ahora, que sería casi imposible encontrarte con la “Foquita” Farfán, o a Paolo Guerrero en la calle de tu barrunto, sin guardaespaldas y una jauría de lame pies; los jugadores de fines de los años 60 e inicios de los 70, eran unos simples seres humanos de a pie, que andaban libres por las calles sin muchas petulancias, saludando a quienes lo saludaban, allí nadie les pedía fotos, porque la cámaras era escasas, muy pocos tenían una, además los veías como ídolos a seguir, no como semi Dioses, que la prensa deportiva “mermeleras”, los quieren poner.

Después de sus periplos y éxitos en el Barcelona, como también con la selección Nacional de fútbol, a su regreso en el Perú sin la juventud que todo lo puede y para el colmo sin dinero, paso al olvido. Pero gracias a mi primo hermano Landrú Sandokán Gaviria García, quien reside en USA desde hace más de 50 años, desde hace más de dos décadas, con un grupo de peruanos “gringos” hacen una serie de actividades, para venirse por el mes de febrero y realizar una serie de homenajes a los jugadores de “México 70”, juntándolos a los que puedan, en el Club de PetroPerú y en otras asociaciones.

Es allí que desde hace algunos años volví a reencontrarme con el gran Hugo Cholo Sotil, además de varios jugadores destacados de aquellos tiempos. Gracias a Dios en este año, que el F.C. Barcelona de España le hizo un homenaje en vida, al celebrar un aniversario más de su creación, lo que ninguna institución deportiva peruana lo ha hecho. Quizás ahora que ya falleció se subirán al coche de las plañideras, reclamando homenajes al cadáver, cuando en vida no le invitaban ni una gaseosa.

Mi sentido pésame a la familia, a los amigos y a los siempre hinchas del “Cholo”, en las buenas y sobre todo en las malas, que descanse en paz con la camiseta del Barza como era su deseo.

Lima, 30 de diciembre del 2024.