Admiro a los leales hinchas del equipo de fútbol del Perú, fieles a rabiar, lo malo lo vuelven positivo, hasta están dispuestos a perdonar las indisciplinas de “Cuevita”, la senectud de Paolo Guerrero, o la actitud infiel de Renato Tapia que por su mejoría su casa dejaría y todavía creen que si el profe Gareca regresa después de su fracaso en Chile, se repetirá el proceso del Mundial de “Rusia 2018”, en que las constelaciones de estrellas en el firmamento se alinearon con nosotros, hasta creímos en ese momento que Dios es verdaderamente peruano, pero el solo hecho de que Bolivia le gane a Chile en su casa, nos dice que nosotros debemos de dejar de soñar y pisar tierra, estamos en un nivel muy inferior en el fútbol sudamericano.

El sistema de como se lleva el fútbol en el Perú, con academias gestoras de ilusiones, con traficantes de promesas, con angurrias de promotores de futbolistas, y ahora hasta los intereses de las casas de apuestas deportivas, se trabaja a la gana, gana, pero no de futbolistas sino de los dineros que posiblemente pueden generar. Ahora es bien difícil que un joven con muchas cualidades de bajos recursos llegue a la “alta Competición”, son los mismos dirigentes de los clubes de divisiones inferiores que ponen la caja de cerveza si el equipo obtiene una victoria, relacionando el jugar fútbol de los fines de semana con culminarla con un “fullvaso”, si por alguna razón este llega a figurar como “Cuevita” o Reymond Manco, esas costumbres adquiridas en su adolescencia son muy difíciles de cambiar.

Cuando estaba en la Federación Peruana de Lucha como dirigente, conjuntamente con el profesor Carlos Hurtado, hicimos un análisis de las posibilidades de medallas para los Juegos Deportivos Panamericanos de “La Habana 1991”, no había ninguna, así que decidimos llevar a jóvenes entre las edades de 17 a 22 años, sentando la base de los futuros triunfos para el resto de la década y parte del nuevo siglo.

Me da pena la poca autoestima que tiene “Chemo” del Solar, pidiendo a Ricardo Gareca, para solucionar los problemas en el Perú, como si aquí en tierras incaicas no hubiera gente capaz, lo que pasa es que se mueven millones de dólares sólo en el contrato del entrenador, y de los mermeleros periodistas, que elevan al cielo a los deportistas que previamente han puesto su cuota de dulce.

Nosotros deberíamos imitar a Bolivia, cuando juguemos en casa, que sea en Puno, en el Enrique Torres Bedón, a 100 metros del Lago Titicaca, con jugadores serranos, digo serranos por que viven y juegan en la sierra, que tengan menos de 24 años, conformando un equipo mismo “Naranja Mecánica” en el ataque y defensa, en los 90 o más minutos que dure el partido. No nos gana nadie, quizás Bolivia.

¿Han visto los videos del equipo boliviano, cantando, bailando, como escolares, celebrando el triunfo contra la selección chilena?, ¿Cuál creen que es el promedio de edad de esa muchachada? La mayoría tiene menos de 24 años, esa gente viene al Perú como estamos ahora nos golean, si vamos a perder con los viejos, mejor pierdo con los jóvenes, ellos se quedarán y tendremos futuras generaciones de deportistas, mejor dicho, comencemos a sembrar para el próximo mundial de fútbol, como decía Manuel Gonzales Prada en su libro escrito a finales del siglo XIX “Horas de Lucha”:

“Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra”.

Lima, 12 de setiembre del 2024